jueves, 1 de agosto de 2013

El día llego



A la semana 10 me dijeron que no escuchaban tus latidos, me cerré como normalmente hago, no quería escuchar, me lo guardé y ahí sabía que andaba algo mal. 

A la semana 11 me dijeron ya no había nada que hacer, solo esperar, esperar a que mi cuerpo se deshiciera de lo que ya no estaba. 
Pasaron 2 días y mi cuerpo no reaccionaba, ni un pequeño sangrado, ni una molestia, NADA, como si no fuera ya suficiente.

Al principio de la semana 12 fui al Dr. cerré los ojos, y todo acabo. Así debía de ser... creo.
Estaba sola, me sentía extraña, desesperada, inquieta, triste, quería gritar pero no lograba ni moverme. Me salí del consultorio, tenía nauseas, sentía rabia, culpa, (mi mente trabaja al mil por hora cuando recuerdo, las lágrimas no dejan de salir, no puedo controlarme). Ese día caminé, caminé por lugares donde normalmente no camino, sentía que flotaba, pase por el santísimo, entré y con la misma me salí, a quien engañaba siempre hay que ver a quién culpar, aproximadamente 20 cuadras, que me parecieron 100.
Me ha costado dejar de pensar en ese día, en esas sensaciones, en ese rencor que me tengo.

A lo mejor algún día me pueda perdonar completamente, pero como te extraño.

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